Monday, May 21, 2007

E m p a t ì a

Cada ser humano ha experimentado alguna vez en su vida un afecto especial hacia otra persona, incluso, en ocasiones sin una razón aparente se siente simpatía, amor o desagrado por ese alguien; no obstante, los sentimiento le brindan a la relación establecida entre ambos cualidades que la diferencian del resto, y que establecen una pauta específica sobre la forma en que se desarrollan las actitudes y conductas de los involucrados; de tal modo que las relaciones varían en función de la calidad e intensidad de los afectos.
Los sentimientos son inherentes al ser humano y corresponden a una capacidad nata que permite la interacción social por la que es posible obtener “beneficios”, de tal manera que ambas: socialización y afectividad son características naturales de todo ser humano; sin embargo, la forma en que cada persona manifiesta sus afectos es variable, siendo posible incluso, intervenir en ellos para modificarlos o controlarlos, aunque esto no significa que la persona deje de percibir o de sentir, sino que, simplemente, la manifestación o expresión del afecto esta asociada a las funciones específicas con que cumple la relación establecida. Por lo anterior se deduce que existen afectos que influyen de manera positiva o negativa en las relaciones interpersonales, propiciando que pueda ser enriquecedora y positiva o por el contrario, tienda a la destructividad y el estancamiento.
La empatía (del griego empatheia: pasión, afecto) corresponde a los factores que fomentan la interrelación positiva y se refiere a la capacidad de comprender y entender a otra persona al colocarse en su marco de referencia psicológico, en donde se incluyen pensamientos, sentimientos y actitudes; en términos coloquiales significa “ponerse en el lugar del otro”, de tal modo que sea posible conocer la situación particular del otro y así, inferir respuestas en condiciones hipotéticas y reales.
Existen investigaciones que refieren que la empatía es una capacidad nata, sin embargo, también es influida por el contexto social primario durante la infancia y la calidad de las relaciones que se establezcan durante esta etapa. De hecho, dos equipos de científicos del instituto Francés de la Salud y la Investigación Médica, encabezados por el neurocientífico Jean Decety, quienes es su estudio sobre la interacción social, buscaban las raíces de la empatía, la participación afectiva y por lo común, emotiva de un sujeto en una realidad ajena han encontrado las regiones del cerebro que apoyan el aprendizaje por imitación, identificando una red de regiones cerebrales que periten que una persona se distinga a sí misma de otras, la interacción social y en particular de los mecanismos de empatía. Para la investigación se realizaba en el paciente tomografía por emisión de positrones en la exploración de los mecanismos neurales de imitación, con la medición de incrementos sanguíneos en el cerebro, registrándose mayor actividad en las zonas del lóbulo temporal superior y actividad diferencial en los dos hemisferios dentro de la corteza parietal inferior derecha cuando ocurre la imitación de una conducta. De igual manera existen diferencias entre la actividad cerebral presentada hombres con respecto a las mujeres, destacando particularmente la asimetría hemisférica en el plano temporal de los varones, correspondiente a la corteza auditiva de asociación; por lo que los científicos consideran que la corteza parietal inferior juega un papel clave en la atribución personal o ajena de las acciones, tomando en consideración que es a partir de la imitación que una persona puede sentir lo que otra siente, capacidad que ellos consideran sinónimo de la empatía. Tales experimentos explican el por qué un niño consuela a su madre cuando llora, la comunicación no verbal a partir de miradas y sonrisas, el contagio de un bostezo, o el apoyo brindado a una persona que enfrenta un conflicto.
Aunado a las características natas de la empatía, existe la posibilidad de perfeccionamiento y de que esta capacidad sea utilizada como una técnica con fines específicos, principalmente en el ambiente clínico con la intensión de mejorar la calidad y calidez del proceso terapéutico, particularmente en lo que se refiere a la relación establecida entre paciente y médico, psicólogo o terapeuta, donde cada uno de nosotros podemos intervenir de manera directa y premeditada a partir del uso de “actitudes espejo”, como lo es el adoptar posturas y vocabulario similar al del paciente, todo ello con el propósito de propiciar que se sienta comprendido y se genere un ambiente de calidez, confianza y cooperación que finalmente repercuta en los resultados del tratamiento.
Es importante mencionar que la comprensión de la situación experimentada por “el otro” no necesariamente requiere e implica la vivencia personal, es decir que para comprender la tristeza, frustración o dolor experimentado por un paciente o una persona en general, “yo” no debo haber vivido o vivir en un futuro una situación similar; basta con conocer la situación particular de la otra persona para poder entenderla tal y como él la vive y así comprender lo que para esta persona significa, lo que siente o piensa, e incluso la conducta y actitud futura a partir del cómo repercute lo ocurrido en el resto de su vida, teniendo en cuenta que la percepción y la historia de vida personal influye en la forma en que reaccionamos, siendo entonces una experiencia totalmente subjetiva.
Sin duda, es importante valorar la capacidad para actuar de manera empática no sólo en el contexto hospitalario, sino en cada una de las interacciones sociales, sean estas en el ambiente laboral, familiar o de pareja, con el propósito de modificar positivamente la calidad de ellas, ya que si bien es cierto que los afectos repercuten tanto en la forma, como en la selección de las personas con que nos relacionamos, de manera inversa, el tipo de relación establecida, también influye en el estado de ánimo de los involucrados en ella.

Referencias bibliográficas:
Sinopsis de Psiquiatría, Kaplan Harold, Editorial médica Panamericana, 8ª Edición, Madrid España, 2001, pp. 1025t.
dePuebla.com_tecnología.htm

By D.

2 comments:

Trisha said...

Estoy muy de acuerdo con tu post y es la manera en que generalmente me gusta actuar, me irrita que haya personas que juzquen a los demas sin antes haber pensado como actuarían ellos mismos en esa misma situación.

Dana said...

Trisha, muchas gracias por escribir, me da gusto saber de ti. Seguimos en contacto.