Cuestión de Actitud
Si es cierto que una mirada dice más que mil palabras... que dirá una actitud, que es la manifestación de las emociones y pensamientos a través del cuerpo. La cuestión es si estará interpretada por los demás con la misma intención con la que se realiza, definitivamente no, tal vez esa es precisamente una de las desventajas del lenguaje analógico, cada persona percibe e interpreta una misma situación, y en este caso las acciones y actitudes de la gente de distinta manera.
Es precisamente este el origen de conflictos en las relaciones interpersonales, creer estar seguros de lo que otro quiso decir con su actitud, pretención que puede observarse con más frecuencia y claridad en las relaciones de pareja, pero que no deja de ser una constante en el comportamiento humano, asumir sin comprobar lo que efectivamente el otro nos comunica ocasionando que las conclusiones obtenidas sean erroneas, porque la base en la que se sustenta es desde un inicio equivocada.
Posiblemente la razón por la que de manera natural el ser humano interpreta el mensaje que otro emisor comunica es porque evidentemente existen reacciones natas y universales para todos, precisamente por ello no suele haber equivocación en la interpretación; sin embargo, el problema se presenta en reacciones más elaboradas y complejas en las que interviene el sistema nervioso no sólo a través de reflejos o instintos, sino por medio de cogniciones influenciadas por motivaciones, objetivos, sentimientos y un largo etcétera..., pero donde el ser humano se empeña en pretender entender el mensaje. Muchas de las ocasiones es un acto irreflexivo que ocurre por la cercanía con la persona que muestra una actitud específica, motivo por el que la convivencia, las experiencias y lo que sabemos de una persona nos hace suponer la intención, aunque no necesariamente sea de manera acertada.
Definitivamente no creo que la solución sea el cuestionar sobre la intención de cada actitud, sino simplemente el evitar elaborar interpretaciones y concluir precipitadamente; quizá es mejor asegurarnos que nos encontramos en síntonía con la otra persona y hablamos el mismo lenguaje.